Entradas populares

lunes, 9 de abril de 2012

"Palabra-Espíritu"


"Palabra-Espíritu"


Por M:.M:. M:.  Roberto Alba
Desde los tiempos en que el hombre forjaba sus propias puntas de flecha hasta la actualidad, la humanidad ha desarrollado la capacidad de levantar edificios sobre el mar, diseñar aviones supersónicos, vigilar el espacio desde satélites, y construir superordenadores.
No obstante esto, hasta el momento, la ciencia no ha podido crear nada tan complejo que se compare ni remotamente a una célula. La unidad básica de todo organismo se presenta como infinitamente más intrincada que cualquier supercomputadora creada hasta el momento por los humanos. Desde el experimento realizado por Stanley L. Miller en 1953 (donde consiguió formar una sopa de moléculas orgánicas mediante descargas eléctricas) hasta el presente, la ciencia no ha logrado acercarse mucho más a imitar la actividad genética. Sin embargo, la idea de que una molécula como la del acido desoxirribonucleico pudiera evolucionar a partir de esas simples moléculas en un pasado remoto sigue fuertemente arraigada entre el circulo de científicos evolucionistas. Aún cuando estadísticamente se ha demostrado que la posibilidad de que las combinaciones moleculares que pudieran dar lugar a la bacteria más simple en condiciones prehistóricas son de una en 1 elevado a la 100.000.000.000. Esta cifra simplemente sobrepasa por mucho a la 1 en 1 elevada a la 50 potencia que los estadísticos consideran como prácticamente imposible de que un fenómeno suceda. De modo que la tecnología arquitectónica molecular lograda en el ADN, el cual contiene toda la información necesaria para que un ser viviente pueda crecer, reproducirse, alimentarse, metabolizar e interactuar con otros, es una de las maravillas más conmovedoras del universo.
 Todas y cada una de las instrucciones metabólicas necesarias para llevar adelante una vida celular activa fueron impresas, en algún momento de la historia, en una única, maravillosa y exquisitamente compleja molécula. Fuera el resultado de un largo proceso de pruebas y errores o tras un cuidadoso diseño divino, los genetistas actuales no dejan de asombrarse e indagar los enigmas que esconde el universo de la molécula protagonista de nuestra biología: el ácido desoxirribonucleico o, simplemente, ADN.
 Las moléculas de ADN contienen una apabullante cantidad de información. Si nos dedicáramos a escribir toda la información necesaria para la vida que porta esta molécula podríamos abastecer tranquilamente una mini biblioteca con una enciclopedia de un millar de tomos. Si pudiéramos, mediante algún método especial, desenrollar cada hebra de ADN que hay en nuestro cuerpo y dispusiéramos de ellas una a continuación de la otra formando una cadena, la última molécula se encontraría en el gélido espacio, a una distancia ¡500.000 veces superior a la de la Tierra a la Luna!. Y todo esto, logrado simplemente mediante cuatro núcleos químicos llamados “nucleótidos”, dispuestos de forma alternativa en la molécula; solo cuatro “letras” para el alfabeto con que se maneja todo nuestro cuerpo.
Muchos investigadores estudian actualmente en el lenguaje genómico lo que creen pudiera ser la prueba tangencial de la existencia de Dios. Como contraparte, otros utilizan al mismo ADN como argumento indiscutible de que todos los seres vivientes procedemos de un ancestro en común. En los últimos años muchos biólogos moleculares han intentado zanjar este sutil debate, creando grupos de colaboración junto a criptólogos, estadísticos y lingüistas entre otros profesionales, con el fin de descifrar el mensaje guardado en la gran molécula. Como resultado, no solo se ha enriquecido el conocimiento acerca del código, sino que en el 2006 fue descubierto un segundo código, superpuesto al primero. Incluso los biólogos moleculares han descubierto que el código del ADN y el lenguaje humano no son solo comparables; son idénticos. Programas informáticos especializados lograron mediante un proceso de fracturar la secuencia genómica en millones de partes, distinguir dichas mini secuencias como “palabras” de una gran enciclopedia. Tras someter estas “palabras” a la Ley de Zipf, conocida en lingüística por regir la totalidad de los idiomas humanos (desde el chino hasta el español) los científicos descubrieron boquiabiertos que el código genético obedecía de la misma forma a dicha ley. La llamada Ley de Zipf, dice que en un texto cualquiera, ya sea un libro o un artículo, la palabra más repetida aparecerá muchas más veces que la segunda más repetida, la que a su vez se repetirá mucho más que la tercera mas repetida, y así sucesivamente. El código genético parece regirse por la misma ley, lo que para muchos es el mayor indicio de una inteligencia superior. La pregunta es si además de los dos códigos conocidos, aclarando que el descubierto más recientemente es de naturaleza secundaria, existen otros lenguajes ocultos dentro del mapa genético.
 Los códigos de combinación del ADN que conforman los muy complejos aminoácidos, delinean una serie de matrices. La primera y fundamental matriz cúbica consiste de las permutaciones del Tetragrámaton, las cuatro letras en Hebreo que se traducen como Yahweh (Yod- Heh-Vav-Heh). Esta matriz se denomina 'Palabra-Espíritu'. La tabla 'Palabra-Espíritu' se conforma de las tres letras del Nombre Divino que, en varias combinaciones, crean las 64 celdas. Aunque el Nombre Divino se escribe con cuatro letras, utiliza sólo tres del alfabeto (Y-H-V, con la H repetida), tal como el ADN o el ARN tienen cuatro nucleótidos como "letras" pero solamente se leen tres a la vez para formar el cordón que codifica los aminoácidos de nuestro cuerpo. El Nombre Divino no es estático, al igual que las secuencias del ADN, y se puede volver a combinar para diferentes funciones (V-H-Y-H-Y-V-H-H-V, etc).
"En el principio era la PALABRA, y la PALABRA estaba con Dios y la PALABRA era Dios" Juan 1.1, y cita un acto creativo con la PALABRA que proviene del Divino Yod-Heh-Vod-Heh como el código Dios dentro de la creación. Después de la primera y fundamental tabla "Palabra-Espíritu", finalmente, continúa la secuenciación para conformar la tabla matriz de los nucleótidos del ADN que, a su vez, codifican las secuencias de los aminoácidos mientras que las otras caras del cuadrado (cubo) adicionan otras secuencias matemáticas y sonoro vibratorias.
Existe un verdadero "código" en el nivel de nuestra estructura genética que co-evoluciona la vida de acuerdo a un plan evolutivo superior. Esto desafía la inherente indeterminación del mundo físico mismo y muestra niveles superiores de simetría y equilibrio, es decir, un mundo no dominado originalmente por la llamada teoría del caos.
Puesto de manera simple, existe un proceso triple o trinitario que imprime las instrucciones genéticas de la secuencia de aminoácidos gobernados por la interacción de las tres letras del Nombre Divino- YHV- usadas para crear los veinte aminoácidos básicos. Entiendan que el código genético humano, por un lado, es la 'tabla de instrucciones' única de funcionamiento del genoma humano con la gran variedad de instrucciones en la evolución del cuerpo humano validada por la investigación y el descubrimiento científico. Den un paso más y entiendan que en las enseñanzas místicas de las escrituras sagradas (el textus receptus en Occidente) el mismísimo manual de instrucción para el cuerpo humano en la forma de las moléculas de ADN es sostenido por la Palabra de Dios como un alfabeto de instrucción biofísica para los ingredientes sustentadores del bio-traje que arropa a cada persona como una biocomputadora.
Hay un patrón preexistente del ADN arriba que se refleja abajo en la organización del material dador de vida, estableciendo un homomorfismo. El Código Divino de "letras" opera como un mecanismo disparador de codificación y re-codificación y muestra la dependencia sensible de toda la vida humana en las condiciones iniciales del lenguaje vibratorio que existe en otro plano de realidad parafísica.
En suma, la relación entre el código lingüístico del Nombre Divino y las partes celulares de la estructura humana puede ser vista en cuanto a la forma-onda del ADN de una cierta frecuencia vibratoria que compone la biocomputadora humana a través de 64 áreas celulares de una compleja matriz. El Código Divino es el mecanismo codificador comunicado a través de rangos de micro señales, donde el vínculo vibratorio forma la "materia genética" dentro de las células como un patrón de flujo de energía Divina. El cuerpo es visto como un bio-traje de luz (lightware; n. de t. programa de luz) que opera vía un lenguaje de luz bioquímica que da millones de instrucciones por segundo. La identidad de cada individuo se alberga en este laberinto interno de letras químicas que equipa al genoma completo con el mecanismo anímico de la vida. Únicamente podemos salir de la inconciencia y entender las instrucciones codificadoras superiores al seguir el hilo de la vida en las letras de los Nombres; la persona que ha perdido este hilo se pierde en el laberinto del cuerpo y la mente. Una persona así es impotente porque construye su torre hacia el cielo con promiscuidad mental, fijándose sólo en los ladrillos y en las partículas de su cuerpo y no en la fuente del biotransductor. Los secretos que constituyen el "pegamento" que mantiene juntos los ladrillos quedan olvidados y hasta desatendidos por la arrogancia del intelecto.
Se ha usado Nombres Divinos específicos de Dios que han sido compuestos lingüísticamente para estados superiores de creatividad, particularmente, el nombre principal del Padre Eterno Divino (YHVH y sus permutaciones). Se ha encontrado las reacciones generadoras de energía que se producen al cantar o pronunciar un Nombre Divino como mantra, junto con la energía de la música pueden incrementar el flujo de energía en ciertos individuos y demostrar, por un proceso de retroalimentación, que la salud corporal depende de las enzimas apropiadamente conformadas y concentradas que, a su vez, dependen de un ADN y un ARN sanos en el núcleo de nuestras células. No sólo las resonancias musicales actúan como disparadores de nuestros estados de ánimo, cuando se le aplican diferentes frecuencias al cuerpo no sólo se producen células que combaten infecciones, sino que el sonido o ciertas frecuencias específicas podrían usarse directamente para destruir bacterias invasoras.
Tanto sus vibraciones sonoras como los Nombres Divinos deben ser usados con sabiduría y entendimiento, en cuanto a la profundidad y enfoque de cada Nombre y Letra, para la alabanza del Dios Viviente y Su servicio, ya que, particularmente, existe la tentación de usar el Nombre para obtener poder o poder material. Los Nombres de Dios NO deben ser usados para mejorar el estado financiero u obtener beneficios materiales. Los Nombres de Dios no deben ser usados o invocados por razones vanas, ni deben ser usados para una aplicación puramente individual, ni deben ser usados, exclusivamente, como un medio para sintonizarse al Divino. Los Nombres son sólo un pequeño componente del holismo más grandioso de la Sabiduría que debe incorporar oración, estudio, meditación, enseñanza y sabiduría en un modo de vida santo. Durante muchos siglos de tradición los Nombres Divinos fueron usados cuidadosamente por sacerdotes, rabinos, místicos y estudiosos de las religiones para servir a las necesidades de la condición humana sin recibir reconocimiento personal o recompensa monetaria por hacer el trabajo de Dios para Su gloria.
Cada Nombre Sagrado ilustra un poder o atributo de Dios. Por ejemplo, ABBA (Padre), YAHWEH (El Dios de Israel) y EL EL ELYON (El Dios Más Alto) tienen diferentes nombre/naturalezas y, sin embargo, son el mismo Dios. Creo que las diferencias en el nombre/ naturalezas de Dios son la razón de la existencia de grandes y diferentes religiones tales como el Judaísmo y el Cristianismo. Los diferentes nombres/naturalezas son también la razón de que existan diferentes denominaciones: Hinduismo, Budismo, Catolicismo, Bautistas, Metodistas, Judíos Ortodoxos y Musulmanes. Cada grupo le da forma a su propio sistema de creencias (ethos) basándose en su propio concepto particular de uno o múltiples nombre(s)/ naturaleza de Dios.
Los Nombres Divinos son, generalmente, reconocidos como los Nombres bíblicos y extra bíblicos de Dios usados en los escritos de los pensadores proféticos a lo largo de los siglos que trajeron una senda superior de servicio a lo que era considerado un mundo profano. En la enseñanza bíblica y kabalista la estructura del cuerpo humano surgió de la pronunciación de la Palabra Divina. existe una correlación de este Nombre Divino como la clave que está detrás del código de trascripción de las letras químicas que desarrollan el cuerpo humano, el Código del Nombre Divino en un arreglo triple de letras, incluyendo el "inicio" y el "alto" en la codificación de las letras para cada una de las secuencias de los aminoácidos y los ácidos nucleicos.
El Nombre de Dios, Jehová significa literalmente “El Hace que llegue a Ser”. En un sentido significa que él es el Creador efectivo de todas las cosas, y principalmente del ser humano. En un aspecto profético es un Dios de Propósito que realiza todo lo que se propone.
Los radioastrónomos han descubierto que los cuerpos celestes (planetas, sol, etc.) emiten sonidos (frecuencias vibratorias) imperceptibles al oído humano. Entonces, cuando un ser humano es engendrado hay un maravilloso suceso que ocurre en dónde fuerzas desconocidas para la ciencia intervienen. En la enseñanza bíblica, según los judíos, se dice que la estructura del cuerpo humano surgió de la pronunciación de la Palabra Divina (el sonido original del Nombre de Dios).
Algunos establecen una correlación de este Nombre Divino (JEHOVA - YHVH o YHWH) como la clave que está detrás del código de trascripción de las letras químicas que desarrollan el cuerpo humano. 1 El Nombre de YHVH está codificado dentro de cada función bioquímica de nuestro cuerpo, especialmente dentro de la matriz dadora de vida del ADN-ARN. 2 El Nombre Divino transpuesto sobre los mecanismos de la codificación matriz, es el factor primordial en la bioingeniería, tanto para el presente como para el futuro. 3 El Tetragrámaton del Nombre sagrado se compone de las tres letras distintas sagradas (la cuarta H como vemos es una repetición):‘Yod’, ‘He’, ‘Vau‘ (Vod) 4 El Tetragrámaton se conecta (es equivalente a la perfección) con las cuatro bases nitrogenadas más comúnmente encontradas en el ADN y ARN que contienen cada una dos pirimidinas y dos purinas. Tanto el ADN como el ARN contienen adenina y guanina, las cuales son purinas, y citosina que es una pirimidina. No obstante, el ADN contiene la base pirimidina timina mientras que el ARN contiene uracilo.  5 El Tetragrámaton del Nombre sagrado se usa dentro de un sistema deca-delta. El sistema decadelta se compone de diez emanaciones Lumínicas que funcionan a través de una sección cónica piramidal, la cual estructura el anteproyecto de la vida. Las emanaciones lumínicas (Y Sónicas) en física cuántica son los cimientos del mundo material, ya que la materia está compuesta por energía. 6 La sección cónica piramidal controla las actividades principales: el anteproyecto genético de la vida para un orden progresivo determinado. Este anteproyecto se despliega como una serie de retículos que se interconectan al girar en espiral desde la plantilla original de la sección cónica. Se conforma la super estructura de hélice espiral del ADN. 7 Por lo tanto, las diez emanaciones Lumínicas inician una pulsación de superhélice que permite que los retículos se interconecten, coordinando una actividad codificadora. Esta interconexión, en nuestro mundo de forma biológica, inicia el eslabonamiento para la tetrahélice. 8 Las diez emanaciones Lumínicas proyectan las principales frecuencias código para todos los niveles de ordenamiento metabiologico (es decir, la Luz es la función codificadora). Las diez emanaciones Lumínicas son necesarias para preservar la correspondencia entre la fase humana de la imagen y la fase Divina de la Imagen. Se confirmaba para algunos que el hombre es un reflejo (en nivel inferior o material) de la Imagen divina. “Hagamos al hombre a nuestra imagen”, dijo Dios, utilizando su nombre de manera pura, aplicando de manera optima su mismo significado: “El Hace que llegue a Ser”, y el hombre fue “hecho”, como mencionaban los antiguos judíos y la Biblia.
La luz o la inteligencia , esta claridad! se manifiesta por 32 vías  de  la Sabiduría, constituidas por los diez Sefiros y las veintidós uniones que forman el Arbol de la Qabbalah. Los  Séfiros  son  emanaciones,  no  hipóstasis  divinas. Son  el fundamento del mundo de las ideas divinas, son pues las ideas por las cuales el pensamiento de Dios se hace principio creador; diez atributos a través de los cuales el G:. A:. D:. U:. Revela una parte de su esencia inaccesible.
Es allí que la primera y fundamental matriz cúbica de las permutaciones del Tetragrámaton, las cuatro letras en Hebreo que se traducen como Yahweh (Yod- Heh-Vav-Heh) donde La  divina  ciencia  de  la  Qabbalah  enseña  que  la  especie  que corresponde al Arquetipo es expresada como CORONA – SAPIENCIA– PRUDENCIA SOBERANA y  que expresan el sistema decadelta de diez emanaciones Lumínicas que funcionan a través de una sección cónica piramidal que relacionadas con los Séfiros son:
EHIE (Yo Soy o IOD)
JEHOVA   (El Es o IAH)
ELOHIM    (jurar, juramento o IOHA)
EL.I.  (poderoso)
SADAY               (suficiente por sí mismo).
ELOHA               (vía de gloria)
ESTRE                (ejércitos de ángeles)
ELOHIM SEBAOT      (mandamiento de los ejércitos).
ELOHIM ELCHAI        (Dios viviente), (La vía fundamental).
ADONAY, Señor         (la vía llamada reino).
El sistema de los Séfiros que reposa sobre un mecanismo aritmológico:   “La abstracción de 2 en 12 que resulta en 10”; son las ideas generales, que en una expresividad filosófica de la Manifestación  Divina, deberían  ser  dispuestas  sobre  un  dodecágono, pero que resultan solamente en 10 expresables, porque la ausencia de formas en las otras 2 las priva de representación intelectual, pues una de ellas constituye la idea de Causa  Primera  y la otra la de Creación, lo que a su vez demuestra su existencia inconcebible porque "En el principio era la PALABRA, y la PALABRA estaba con Dios y la PALABRA era Dios"
Cada ser humano sería "proyectado" de alguna forma a través de sonidos y frecuencias cuánticas que lograrían activar el milagro del ADN. Es mi deseo terminar con  algo que extracte "Mis huesos no estuvieron escondidos de ti cuando fui hecho en secreto, cuando fui tejido en las partes más bajas de la tierra. Tus ojos vieron hasta mi embrión,y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas y todavía no había una entre ellas". (Salmo 139:15,16)
Es cuanto
Valle de La Paz, Invierno de la e v 

No hay comentarios:

Publicar un comentario