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martes, 10 de abril de 2012

TODO, es música


TODO, es música



Por HH:.CC:. Roberto Alba
Que tarde hermosa, dorados matices tienen las hojas, la luz trémula se destila por los árboles y  espacios sin fin  se respiran alrededor;… una tibieza infinita  se siente en el ambiente;… puedo ver destellos de luz en cada gota de rocío y observo como, sentado en medio de todo, el tiempo transcurre en el suave movimiento de las nubes;… siento en mis manos la dulce miel de la tierra  fértil esperando ser sembrada y contemplo el azul del cielo en una de las tardes mas hermosas de mi vida, todo es paz, una hoja vibra en sus últimos  momentos antes de caer a la tierra para morir de nuevo,… una profunda  paz  llena mi ser y obliga a mi mente escuchar los latidos de mi corazón…Todo canta, todo vibra en la Naturaleza; cada ser emite vibraciones que se propagan en forma de ondas musicales. Podríamos decir que todo es música en la Naturaleza. Hay música en los ríos que corren, en las fuentes que manan, en la lluvia que cae, en los torrentes, en le movimiento interrumpido de los océanos y de los mares, en la brisa que  toca las hojas de los árboles, en el viento que silva al atardecer., en el susurro del follaje, en el gorjeo de los pájaros... la música de la Naturaleza despierta la necesidad dormida del hombre de comunicarse con el ser supremo, le invita a expresarse por medio de un instrumento o del canto. la música hace que el ser pueda exteriorizar sus sentimientos sus sensaciones. A través de la música manifiesta su sentimiento religioso, su dolor, su alegría, su amor y sus mas profundas experiencias.
Mi ser entero quiere, en el TODO, escuchar su música, siento la necesidad de encontrar mi ritmo y mi vibración. La música es la respiración de mi alma y de mi conciencia. Mi alma se manifiesta en la tierra a través de la música. Quiero despertar mi consciencia superior, quiero desarrollar en mi interior posibilidades de percepción mas sutiles, deseo empezar a oír la grandiosa sinfonía que resuena a través de los espacios de un extremo a otro del universo y quiero entonces comprender el sentido profundo de la Vida.
Quiero escuchar música, buscar en mi alma el recuerdo de la patria celestial, la nostalgia del paraíso perdido, vengo del Cielo y que al Cielo debo regresar algún día.  Aún cuando el cielo este dentro de mi mismo.
Viaja mi mente a Mileto, siento una correspondencia entre las escalas musicales (llamadas "modos") y los diferentes humores de las personas. es el llamado modo lidio de carácter solemne y debe interpretarse en las ceremonias de duelo; el frigio es el que equilibra las facultades anímicas; el jónico es festivo y acompañaba las celebraciones, mientras que el dórico eleva el espíritu bélico de los soldados. Paso por Samos, mi maestro afirma que toda la materia contenida en el espacio puede ser cuantificable matemáticamente, y  esto reside en los números, la esencia misma del Universo. Quienes lo siguen, los pitagóricos sostienen que, como las cifras son de dos tipos -pares e impares- la realidad podía definirse dualmente como la oposición entre contrarios, el equilibrio entre ambos le llaman Armonía. Y ésta, aplicada al terreno de la acústica, equivale a la relación entre los distintos intervalos sonoros.

Me muestran un "sonómetro" (una caja que contiene una cuerda tensa en su interior) formularon la Ley de longitud de las cuerdas, lo que posibilitó, por primera vez, el conocimiento matemático de la afinación de la escala musical.
Observo actos hermosos: curar enfermedades por medio de sonidos, me muestran la relación que existe entre la belleza de las formas geométricas, los astros, los colores y las notas musicales.
Allí esta el,  Pitágoras, que considera que el cosmos es un conjunto de analogías y proporciones invisibles, firmemente equilibradas entre sí. Me enseña que, tal como la "música cósmica" se difunde por el éter y equilibra el Universo, del mismo modo deberían difundirse las músicas compuestas por los artistas. La "música de las esferas" no es sólo una especulación idealista, sino una auténtica realidad física.
Él permite que conozca la músico terapia, la afinación de los intervalos musicales y las proporciones mágicas existentes entre astros y sonidos. A través de la música voy en busca de mi "sección áurea" o "divina". Un espacio que ya conocían los babilonios y que el sabio de Samos aprendería durante sus más de veinte años de estudio con sacerdotes egipcios, yo no tengo la oportunidad de aprender de los sabios egipcios, pero a cambio tengo a mis maestros de la logia, con ellos aprenderé como mi sección divina la obtengo cuando se corta una línea en dos partes, siendo la proporción entre el segmento menor y el mayor, igual que la del segmento mayor respecto al total de la línea.

Esta proporción esta presente en todas las manifestaciones de la naturaleza y además forma parte de figuras geométricas que se consideran sagradas, como el pentáculo o el dodecaedro. Si examino un pentáculo, veo que cada uno de sus lados se basa en la idea de "sección áurea". Del mismo modo, el pentágono contiene un pentáculo en cada lado, y es a base de pentágonos como también se construye el dodecaedro. Cinco es también el número que califica a uno de los intervalos sonoros más importantes, la quinta o diapente. Y de ahí deriva la idea del pentagrama musical...Mi pentagrama esa contraseña secreta que hacen de la "sección áurea" la base de mi "canon", donde el intervalo musical de mi quinta, que es un elemento imprescindible del actual sistema tonal,
y que me lleva al encuentro del número siete en la totalidad del Universo. Los siete sonidos de la escala se relacionaban con colores, como una poderosa clave para introducirme a los misterios de la magia. Esas visiones extáticas de "apariciones con sonidos" en las que mi yo espiritual se manifiesta acompañado por determinadas sonoridades. la "música celestial",  esos ángeles que suben; y dictan mi "voz interna"
Si,  deseo escuchar música, para ello debo aprender a activar en mi mismo, el funcionamiento de los centros espirituales, para proyectarme en el espacio, para elevarme, ennoblecerme, purificarme e incluso para resolver determinados problemas. Al escuchar una pieza musical debo saber, ante todo, lo que representa, si se trata de una fuerza positiva o negativa: ¿se parece al viento, al trueno, es como un torrente, como una cascada que se precipita montaña abajo o es como la electricidad, como el calor, es gélida? Sea cual fuere la fuerza emitida, debo saber utilizarla. Si se trata del viento, me imagino que navego sobre una barca, con todas las velas desplegadas, siento en mi ser la fuerza del viento golpeando mi cara, mis manos se extienden y siento volar en medio del agua... La música es una fuerza. Cada sonido, cada vibración produce movimientos en el espacio y despierta potencias en el hombre.
La música me proporciona las condiciones propicias: crea una atmósfera que favorece mi actividad mental, es como un viento que hincha la vela de mi barca y esta se aleja, navega hacia un mundo nuevo, hacia el mundo divino. La música es una poderosa ayuda para la realización de mi ser,  ella me eleva, a mi que clavado en la tierra y subo por mi escalera de Jacob, peldaño a peldaño en busca del TODO, de la verdad.
Todo canta, todo vibra en la Naturaleza; cada ser emite vibraciones que se propagan en forma de ondas musicales. Todo es música en la Naturaleza."Todo fluye y refluye, todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha es la misma que el de la oscilación a la izquierda; una marea que sube y baja, manifestándose siempre en un constante ritmo entre los dos polos oscilando siempre "hacia" un polo primero, y después "hacia" el otro. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una elevación y una caída, manifestándose en todas las cosas del universo. Moles, atomos, mundos, hombres, animales, vegetales, minerales, energías, fuerzas, mente, y materia, y hasta el mismo espíritu Los universos se crean y desaparecen, los soles nacen, alcanzan la cumbre de su poder, y poco a poco se apagan, los eones se convierten en masas muertas de materia, esperando otro impulso que imparta en ellos nuevas energías internas y que los lleve a un nuevo ciclo de vida , todos los mundos nacen, crecen y mueren, sólo para renacer de nuevo.
Voy en busca de mi ritmo, quiero escuchar mi propia música, y Así sucede con mi  cuerpo: oscila de la acción a la reacción, del nacimiento a la muerte, de la actividad a la inactividad, debo morir y volver a morir hasta encontrar mi propia vibración y poder oscilar en mi propia ritmo, porque nada está en reposo, todo se mueve vibra y circula. el TODO mismo manifiesta una vibración constante de tal infinita intensidad y rapidez, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, ése es para mi ser “el sonido del silencio”.
Quiero escuchar música, el sonido de “mi mismo” extiendo mis manos al centro de un circulo extiendo mis piernas  en forma de una estrella  y giro lentamente puedo ver mis “formas” fácilmente, pero no siento el menor sonido. Aumento gradualmente la velocidad en pocos momentos se hace ésta tan rápida que comienza a oírse una nota muy baja y grave. Conforme sigue aumentando mi velocidad la nota se va elevando en la escala musical, y así voy distinguiendo unas tras otra las diversas notas de mi escala , de pronto, cuando el movimiento ha llegado a cierto límite se llega a la última nota perceptible por el oído humano, y si la velocidad aumenta aun, sigue el mayor silencio. El “sonido del silencio”. Todo es música, cada pensamiento, cada sentimiento, cada emoción tiene en su correspondiente intensidad y vibración.
Debo aprender a vibrar  a mi propio ritmo, debo ser como mi maestro que puede reproducir, como una nota musical, la escala que permita obtener el sonido del silencio, haciendo vibrar las cuerdas de mi ser con la velocidad requerida.
Debo hacer que en mi, TODO sea música
S:.F:.U:.
V:.D:.L:.P:. OTOÑO E:.V:.

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