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miércoles, 20 de junio de 2012

Justo Medio


Justo Medio
Por M\M\ Roberto Alba

Algo me llama a escribir esta plancha, estar aquí, entre el oriente y el sur, a 45º, al cuarto grado de vibraciones que dan 32.168 oscilaciones, donde  la línea recta puede transformarse en curva, donde la voz de los pájaros amplifican su canto, en el medio de mi cruz, de seis cuadrados, donde puedo transmitir “mi”  necesidad, comparto desde aquí, mis dudas y  aciertos, mis descubrimientos y ofuscaciones  mis ascensos y mis descensos, vibro  en mi tono, en busca de la octava

Desde aquí dirijo mi interpretación al “justo medio”, cuando una cadena sutil de secretos de boca a oído, prolonga a través de los tiempos, los símbolos, ritos y significados de los misterios. La escuadra, la que encontramos repetitivamente representada en el arte y la liturgia egipcia, la filosofía pitagórica, los colegios de constructores romanos y los gremios medievales es  ahora  el objeto de mi trazo y el compás será el sujeto.

La escuadra, utilizada en las iniciaciones, en el emblema de la Orden, preside junto al compás y al volumen de la Ley sagrada, la apertura de los trabajos. Es ella, símbolo de fijeza, rectitud y la inexorabilidad de las leyes del mundo. Con sus brazos de igual longitud, forman un ángulo de 90º, son una cuarta parte de una circunferencia y a la mitad de un cuadrado, es la mitad de la Cruz, en un círculo, representa al planeta Tierra, está en la dimensión material, fija y pasiva del Microcosmos, frente a la dimensión espiritual, móvil y activa del Macrocosmos que representa el compás.

La escuadra da el trazo del ángulo recto y la perpendicular, une a una línea horizontal con una vertical; a lo alto y lo bajo, al cielo y la tierra. El compás traza no solamente la circunferencia, que es la representación gráfica del Infinito, sino que también, se puede construir sobre este círculo, un triángulo equilátero, dividiendo la circunferencia en tres arcos iguales, en 120º cada uno de ellos, en astronomía esto es armónico. Por el contrario, la escuadra, está constituida por un ángulo de 90º, en astronomía equivale a un aspecto inarmónico.

En mi paso de piedra bruta y su transformación en cúbica, la escuadra me permite angularla y cubicarla perfectamente, para que así pueda ensamblarme junto con las otras piedras en el edificio simbólico que estamos levantando A\ L\ G\ D\ G\ G\ D\ U\. para así, pasar de la Perpendicular al Nivel”... La perpendicular soporta la plomada que incita a descender en mí mismo...

Silenciosamente, me coloco entre el compás y la escuadra, éstos, corresponden manifiestamente al círculo y al cuadrado, el Cielo y la Tierra, esa correspondencia, muestra al compás situado arriba y la escuadra abajo; entre los dos veo el símbolo del "hombre regenerado", así, es mi representación es la Gran Tríada. Mi ser late a ritmo convenido, "un M\ se encuentra siempre entre la escuadra y el compás", en el "Invariable Medio"; situado entre la Tierra y el Cielo en el punto exacto donde se acaban los "pequeños misterios", para que así, pueda pasar "del triángulo al círculo", e introducirme en la dimensión de las figuras cuadradas o rectilíneas y la dimensión de las figuras circulares, porque estas, corresponden respectivamente a la Tierra y el Cielo; el paso de los "pequeños misterios" al de los "grandes misterios". Para que así yo, un  sujeto ennegrecido , entristecido, denigrado, calumniado en su putrefacción (elemento TIERRA), tome en seguida diversos matices en mi sublimación (elemento AIRE), me blanquee por la ebullición (elemento AGUA), y finalmente se ponga al rojo para mi exaltación (elemento FUEGO).

Mis vista deja de observar y  a momentos puedo “ver”, el compás y la escuadra no sólo sirven para trazar el círculo y el cuadrado… es,  el compás, un símbolo "celeste", yang o masculino,  y es, la escuadra, un símbolo "terrestre", yin o femenino, juntos y unidos,  regeneran el misterio, y se corresponden entre si. Números "celestes" y "terrestres", permiten la formación del triángulo rectángulo, cuyos lados son respectivamente proporcionales a los números 3, 4 y 5. Es en el “justo medio” donde, ELOHIM habla a sus atributos directos, a los esplendores supremos: los Séfiros de la derecha y de la izquierda, para hacer la LUZ, es necesario reunir las dos polaridades, para transformar dos en UNO, hay que llenar el vacío entre los dos, con un tercero, que toque a uno y a otro... Es en el compás, donde el “aleph” y el “tau”, religados en la mitad, se encuentra en el “mem”. Así, el círculo que trazará el instrumento, es un símbolo perfecto del universo creado: es el mundo manifestado, es el Absoluto que se simboliza con sólo un punto.

Está el compás, situado arriba y la escuadra abajo, juntos, producen energías que hacen que el compás genere acciones que aseguran la estabilidad del mundo, esa función "substancial" de la manifestación, expresada por la forma cúbica. Por el contrario, la escuadra , que sirve para medir, gobierna el mundo terrenal, está formada por dos brazos rectangulares, es la unión o la síntesis del nivel y la perpendicular o plomada, es la reunión de la horizontal y la vertical, corresponden respectivamente a la Tierra y al Cielo, lo mismo que al yin y al yang

Es la particular manera de “ver”, a la altura del invariable medio, donde se muestran dos figuraciones; la primera, está situada a la izquierda y la segunda, a la derecha, como manifestando que "la Vía del Cielo prefiere la derecha y la Vía de la Tierra prefiere la izquierda", allí en el “justo medio”, el compás es sostenido por la mitad masculina, asociada al Sol, y la escuadra por la mitad femenina, asociada a la Luna. En una exacta correspondencia entre el Sol y de la Luna, así "El Sol es su padre, la Luna es su madre", y yo así, soy un "Andrógino", la "cosa única" en la que se reúnen las "virtudes del Cielo y de la Tierra" , única en su esencia, aunque doble,  en la fuerza cósmica

Alli en “mi” justo centro, esta mi plexo cardiaco, comandado por Venus, el símbolo del amor, es allí, donde se alcanza la delimitación de las tinieblas y de la Luz... donde es precisa la oscuridad, para hacer resaltar la Claridad... la oscuridad es necesaria como substratum de la luz, donde el mal es el fundamento del bien. Es allí donde se hace necesario el amor universal. Donde el Trono de Justicia, implica el abandono de la personalidad y de la simpatía individual. Es en esta línea, donde se encuentra la armonía celeste, es la zona de la claridad y para penetrarla, es necesario un corazón puro, que pueda delimitar lo material de lo espiritual, el control de las cualidades, la maestría de las ciencias.

Allí en el justo medio, en “paso regular”, el que camina entre un piso de blancas y negras baldosas, entre el cielo y lo mas profundo de la tierra, entre el yo y el yo soy, espera el llamado de su bautismo de fuego

 

S\F\U\




V:. de La Paz, primavera de la E:.V:.

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