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lunes, 9 de abril de 2012

DESCENSO A LOS INFIERNOS


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DESCENSO A LOS INFIERNOS


Por HH:.CC:. Roberto Alba
A las puertas del antro de la Sibila de Cumas, en la Eneida, se describe el laberinto de Creta , es sin duda, la idea de un viaje subterráneo, en  analogía a los ritos iniciáticos; llama mi ser a enlazarse en una especie de  “cadena” iniciática, de transmisión efectiva e ininterrumpida, con quienes  compartiré este laberinto. Vuela mi mente al universo interior tratando de establecer relaciones entre la caverna funeraria y la caverna iniciática: en la logica de ver, en el ritual mismo el simbolismo, es mi viaje una real migración “de ultratumba”, no concierne en nada al cuerpo que como ser, he de dejar atrás al abandonar la vida terrestre, es una preparación para la muerte al mundo profano seguida del “descenso a los Infiernos”, el cual, lejos de ser considerado como una muerte, lo es al contrario un “segundo nacimiento”, un paso de las tinieblas a la luz. El lugar de este nacimiento es también la caverna
Muerte y nacimiento no son, en suma, sino las dos fases de un mismo cambio de estado, y el paso de un estado a otro debe efectuarse en la oscuridad[1]; la caverna es más exactamente, el lugar mismo de ese tránsito: pero: ¿ sera eso estrictamente verdadero? Mi voz en el silencio me dice que es  uno de los aspectos de su complejo simbolismo, la caverna es un todo completo, contiene en sí misma la representación del cielo tanto como de la tierra; No es un lugar tenebroso, la caverna iniciática está iluminada interiormente, de modo que, al contrario, la oscuridad reina fuera de ella, pues el mundo profano se asimila naturalmente a las “tinieblas exteriores” y un “segundo nacimiento” es a la vez una “iluminación”
Camino, como en la obra de Platon por laberintos de Cumas, el laberinto, permite o veda, según los casos, el acceso a determinado lugar donde no todos pueden penetrar indistintamente; solo los que están “cualificados” podrán recorrerlo hasta el fin, mientras que los otros se verán impedidos de penetrar o extraviarán el camino, buscando mi propia luz en las pruebas iniciáticas; encuentro que el origen del nombre  “laberinto”, deriva de una misma palabra muy antigua que designaba a “la piedra” (raíz la-, de donde lâos en griego, lapis en latín), el laberinto podría no ser otra cosa que una construcción en piedra, en sentido más profundo, alude a los hombres “nacidos de la piedra” (de la palabra griega laós [‘pueblo, gente’]), es en este mi “laberinto” que reconduzco el tema hacia la caverna, porque es  excavada en la roca, entonces es la caverna el lugar en que se cumple la iniciación misma, el laberinto, lugar de las pruebas previas, no puede ser sino el camino que conduce a ella, a la vez que el obstáculo que veda el acercamiento a los profanos “no cualificados”, el laberinto está en conexión con la caverna, y la caverna, ocupa, el punto más interno y central, “el centro espiritual”, el equivalente simbolico del corazón, es la caverna el lugar de la muerte iniciática y el del “segundo nacimiento”, es en la caverna donde mi ser tiene acceso no solo a los dominios subterráneos o “infernales”, sino también a los dominios supraterrestres; es en la caverna, donde el orden “macrocósmico” y el “microcósmico” se comunican con todos los estados superiores e inferiores; Es la caverna,  la imagen completa del mundo, todos esos estados deben reflejarse en ella; El “descenso a los Infiernos” se cumple en la caverna misma, Es en la caverna donde ocurre la muerte iniciática y el “segundo nacimiento”, Y en el recorrido del laberinto, disipo a las “tinieblas exteriores”, 
Es la caverna el mismo centro espiritual, porque es el corazón esencialmente un símbolo del centro, se trate, del centro de un ser, o, del de un mundo, asi mi laberinto me lleva al significado de la “caverna del corazón” (el guhâ, en sánscrito), ese centro vital en el cual reside no solamente el jîvâtmâ, sino también el Atmâ incondicionado, que es en realidad idéntico al propio Yo soy el que Soy, mi laberinto me lleva a la palabra guhâ  (caverna del corazon) que deriva de la raíz ghu-, el sentido es ‘cubrir’ o ‘esconder’, el mismo que el de otra raíz similar gup-, de donde gupta, que se aplica a todo lo que tiene un carácter secreto, a todo lo que no se manifiesta al exterior; es el equivalente del griego kryptós, de donde deviene la palabra “cripta”, sinónimo de “caverna”. Concentro mis ideas en el  propio centro, punto el más interior y por lo tanto el más escondido; donde se cumple la iniciación, es ese lugar escondido y “cubierto”, inaccesible a los profanos, es alli donde se produce el “oscurecimiento” como parte de un proceso cíclico; oculto en la “caverna del corazón”: el principio mismo de mi ser, y cual crisálida ingreso en mi propia “envoltura” o “repliegue” , como queriendo identificarme con lo que hay de más pequeño de la manifestación, (el dáhara, esa idea de pequeñez), cuando en realidad es lo que hay de más grande, “así como el punto es espacialmente ínfimo y aun nulo, aunque sea el principio por el cual todo el espacio se produce, o del mismo modo que la unidad aparece como el menor de los números, aunque los contenga principialmente a todos y produzca de por sí toda su serie indefinida”. Es en la caverna del corazón donde la extrema pequeñez contiene a su estado oculto, “invisible”, donde se logra el desarrollo espiritual de ese ser; donde tiene lugar del “segundo nacimiento”. Es en la caverna del corazón donde reside a la vez el jîvâtmâ  y el Âtm, “los dos que han entrado en la caverna”, son “dos pájaros” que “residen en el mismo árbol” y que están “inseparablemente unidos”, allí está necesariamente el centro, que es el lugar de unión de lo individual con lo Universal.
Mi laberinto me lleva al significado de la palabra egipcia hor, nombre de Horus, significa propiamente ‘corazón’; Horus es, en tal caso, el “Corazón del Mundo”, asi como hr o hrdaya en sánscrito, heart en inglés, herz en alemán, y por otra, kêr o kárdion en griego, y cor (genitivo cordis) en latín; en hebreo, la palabra hôr o hûr, escrita con hêt (aspirando), significa ‘caverna’;. Esto no es todo: en hebreo igualmente, hôr o har, esta vez escritos con hê (expirando), significa ‘montaña’; se ve que, por la relación misma entre las dos palabras, la caverna está indicada como el lugar cerrado en el interior de la montaña, por lo que simbólicamente; la caverna debe considerarse situada bajo la montaña o dentro de ella, la montaña es visible en el exterior, mientras que, al contrario, la caverna es, un lugar esencialmente oculto y cerrado.
Nuevos laberintos llaman mi atención, si mi caverna del corazon es  el punto de mi nacimiento y mi muerte, ¿porque esta ubicada en una montaña? ¿En que momento  de mi ser tuve que refugiarme  en una caverna y  “cifrar” la luz?
La musica  se manifiesta en sus mejores tonos, busco en mi ese secreto en Salomón,  esa “inversión” del “mundo celeste” al “mundo subterráneo” esa complementariedad,  esa razon por la que se disponen ambos triángulos uno contrario del otro, ese “Gran Rostro” que tiene por reflejo al “Pequeño Rostro”. Pero al  mismo tiempo busco “el centro del ser” quiero hallar en mi, a el que es “más pequeño que un grano de arroz, más pequeño que un grano de cebada, más pequeño que un grano de mostaza, más pequeño que un grano de mijo, más pequeño que el germen que está en un grano de mijo”, pero también, al mismo tiempo, “más grande que el cielo, más grande que todos estos mundos juntos”; La entrada de la caverna debe encontrarse en la superficie misma de la montaña y en la caverna del corazón, alli esta ese “germen” espiritual, esperando sin duracion y tiempo, para envolverse en si mismo, para nacer dentro de él como “luz ” en el “sepulcro”, porque solo la caverna es el único lugar iluminado reflejo de la luz del “techo del mundo”, en el descenso a los infiernos, “quasi per speculum in aenigmate” alli yo vere sino sombras, gracias a una luz que viene de afuera .San Pablo (I Corintios, XIII. 12);

S\F\U\




V:. de La Paz, verano de la E:.V:.



[1] Podría recordarse también, a este respecto, el simbolismo del grano de trigo en los misterios de Eleusis.

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